Juan Antonio Soria ha publicado un completo trabajo de investigación sobre retratistas y fotógrafos. ALBERTO ROMÁN | ÚBEDA.
Hacer un retrato de quienes nunca aparecen en las instantáneas: los fotógrafos. Ese fue el reto que se marcó hace más de 5 años el ubetense Juan Antonio Soria Arias, quien ya ha plasmado en un completo libro el resultado de su intenso trabajo de investigación. Bajo el título 'Testigos de la historia. Retratistas y fotógrafos en Úbeda', resume un siglo y medio de vida de una profesión que hoy está un tanto devaluada pero que en su día tuvo una gran importancia toda vez que se conseguía detener el tiempo con una imagen sobre el papel. Y el hilo conductor es Úbeda, ya que enumera a todos los fotógrafos que trabajaron en el municipio.
Quizá este era el momento para publicar algo así, pues al ritmo que avanza la tecnología de la imagen es posible que en breve sea muy complicado hacerle un seguimiento a la profesión. Así, este libro puede servir para marcar el antes y el después de la fotografía de Úbeda.
'Testigos de la historia. Retratistas y fotógrafos en Úbeda' refleja 150 años de la historia de Úbeda que han quedado reflejados en placas, cristales, negativos o las actuales tarjetas de memoria gracias al oficio de quienes en cada momento accionaron el disparador. En sus más de 400 páginas se pueden ver muchas de estas instantáneas. Concretamente, quedan impresas más de 500 imágenes, de las que más de 400 son fotografías, en muchos casos inéditas, además de un buen apartado de postales de Úbeda.
Según el trabajo de Soria, las primeras noticias documentadas sobre la presencia de fotógrafos en Úbeda llevan al año 1861. Antonio Ludovisi, de origen italiano, es el primer nombre propio. En el citado año llegó acompañado de su señora, en calidad de ayudante y retocadora, y estableció su laboratorio durante unas semanas en la calle Horno de Santa Clara. Con respecto a los precios de los retratos, iban de los 10 reales a los 500.
12 años tuvieron que pasar hasta que la localidad tuvo un laboratorio estable. Fue una de las 4 primeras ciudades de la provincia en gozar de este servicio junto a Jaén, Andújar y Baeza. Concretamente, en 1873 se sabe de la apertura en la calle Gradas de lo que se denominaba 'galería de cristales' de la que era responsable Mariano Sáinz, quien a todas luces podría ser el primer fotógrafo nacido en Úbeda. El oficio pudo haberlo aprendido de alguno de los retratistas ambulantes que pasaron previamente.
Y posteriormente llegó Joseph Vasserot, que se anunciaba como «fotógrafo de París», desplazado desde Madrid en varias ocasiones hasta que decidió quedarse en Úbeda durante 40 años tras independizarse del renombrado Jean Laurent, con quien trabajó. Fue el profesional más destacado y prolífico en el municipio en la segunda mitad del siglo XIX, como después lo serían Talavera y Baras en la primera y segunda mitad del siglo XX, respectivamente, por el elevado número de trabajos firmados. De todos ellos, y de cerca de 150 más, se hace en este libro un estudio biográfico y profesional pormenorizado, incluyendo un amplio apartado dedicado a los aficionados.
Juan Antonio Soria también habla de los 'minuteros', fotógrafos que no tenían estudio estable y montaban unos laboratorios básicos en la calle, normalmente en la Plaza Vieja. Asimismo, recopila decenas de curiosidades. Existe, por ejemplo, una crónica negra en la que llama la atención el caso de un fotógrafo que murió envenenado al confundir los polvos químicos utilizados en el proceso fotográfico con los que tomaba para unos problemas digestivos. Y como coincidencia macabra, se habla de hasta 4 fotógrafos que tuvieron su negocio en los soportales de la Plaza Vieja en distintos momentos, los cuales murieron jóvenes.
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