Desde la ventana de mi ciudad

domingo, 14 de noviembre de 2010

Juan Vázquez de Molina

 
De todos los colaboradores y allegados de Don Francisco de los Cobos, la persona por la que siente un afecto e interés auténticamente paternal es su sobrino Juan Vázquez de Molina.


En 1523 Vázquez, que más que sobrino era hijo de un primo de don Francisco, Jorge de Molina, entra como ayudante de su tío, quien -si hacemos caso de las palabras de Fernández de Oviedo en su Libro de linaxes- lo quería y educaba como si de un hijo propio se tratase, pues -al parecer- se había criado en la misma casa de Cobos.

Antes de entrar al servicio de la Secretaría, Vázquez de Molina es ya regidor de Úbeda.
Casado en primeras nupcias con doña Antonia del Águila, hija del alcaide de Ciudad Rodrigo y Señor de Payo y La Aliseda, don Francisco del Águila, en abril de 1528 es nombrado caballero de Santiago, meses antes de conseguir el cargo de secretario de la Emperatriz.
Pronto Vázquez de Molina, a diferencia de Pedro de los Cobos que no puede ocultar sus limitaciones, se convierte en el hombre más leal a Cobos; también el más eficaz en su servicio.
El Comendador, que no olvida a sus parientes y menos a un colaborador tan especial, conseguirá para éste, en 1531, la Encomienda de Estriana de la Orden de Santiago. Más tarde alcanzará la de Peñaranda, ocupando -entre otros cargos- la secretaría del Consejo de Guerra.

Por fin, cuando Cobos debe abandonar España en 1535, es ya su sobrino, nuevo Comendador de Guadalcanal, quien habrá de permanecer al frente de los asuntos castellanos.
Entre tanto, a semejanza de su protector de quien él mismo se considera "hechura", Juan Vázquez de Molina tampoco habrá de abandonar sus intereses personales. Por el contrario, el nuevo Secretario del Emperador irá consiguiendo las concesiones mineras del Valle del Liébana, del cabo de Nuestra Señora, así como otras en los términos de Laredo, León, Obispado de Plamplona, Calahorra, Bayona, Granada y Baza.
Cuando el Emperador marcha a Flandes en 1539 y en 1543, Vázquez le acompaña como su secretario, regresando a España en 1545 para ayudar a su anciano tío.
Juan Vázquez de Molina, tras la anulación de su primer matrimonio por falta de hijos, escala nuevos peldaños en su insaciable ascensión social al contraer matrimonio con doña Luisa Carrillo y Mendoza, hija del Conde de Priego. También ha sido nombrado Alférez Mayor de Úbeda y Trece de la orden de Santiago. 
Consejero de Estado de Carlos V, a la muerte de su entrañable protector éste ocupa su vacante como primer secretario del César y, con posterioridad, de su hijo Felipe.
A principios de los cincuenta Juan Vázquez da comienzo en Úbeda la construcción de su suntuoso palacio. Ciertamente no le deberían de haber ido muy mal las cosas económicamente al ilustre ubetense cuando aborda la fábrica palaciega más imponente y clásica de la ciudad. Pero los años no pasan en balde y en 1561 Juan Vázquez, aquejado de múltiples achaques, tiene que ser relevado en sus ocupaciones, pasando por real cédula de 26 de marzo el cargo de la secretaría a favor de su sobrino Juan Vázquez de Salazar.
Luego, teniendo presente la imposibilidad de sucesión del segundo matrimonio, don Juan decide la fundación de un monasterio de monjas de la Orden de Santo Domingo en su apenas concluida residencia, obteniendo la correspondiente bula de Pío IV el 19 de julio de 1561.
El fundador, una vez realizadas las obras de adaptación del palacio para su nuevo cometido, habiendo cedido al monasterio valiosos juros y anexionado innumerables beneficios, verá consagrada su obra en 1566 por su propio hermano, el obispo Diego de los Cobos, titular de la Diócesis.
No disponemos de información sobre la formación intelectual de este hombre que, en todo, siguió los pasos de su tío y "patrón". Desconocemos sus criterios artísticos, pues en la dotación de bienes a su monasterio tan sólo se menciona la existencia de objetos litúrgicos y prendas para su servicio. Pero lo que sí sabemos es que, a lo largo de su carrera profesional, Juan Vázquez fue objeto de múltiples atenciones, no siendo la menor la dedicatoria de libros como la traducción castellana que en 1549 lleva a cabo Bernardo Daza de la obra de Alciato.
En 1570 muere Juan Vázquez de Molina, dejando alferezazgo mayor y patronato a doña Luisa, su viuda, durante los días de su vida. Fallecida ésta, será su sobrino, Juan Vázquez de Salazar, su heredero universal en tantas cosas.
Vázquez de Salazar, regidor de Úbeda, es ya Señor del Mármol en 1575, tras la compra a la Corona de la villa. En ello sigue las tradiciones de sus precursores. Sin embargo, su preparación intelectual debió estar por encima de la tónica general de su entorno, pues, curiosamente este alto dignatario llega a ser el traductor del toscano de una obra rara, Historia del Reino de Nápoles de Pandulfo Conelucio, publicada en Sevilla en 1584.
Como vemos, la cadena sucesoria en los cargos de la administración castellana se suceden, en este caso, durante tres generaciones de ubetenses, y todos ellos pertenecientes a un mismo linaje familiar.
Sabemos también que otro íntimo colaborador de Cobos, Alonso de Idiáquez, secretario de las órdenes de Calatrava y Alcántara, fue regidor de Úbeda. Pero, sin duda, el otro miembro familiar más notable, al menos por la edificación de uno de los palacios renacentistas más bellos de la ciudad, fue Francisco Vela de los Cobos.
Vela de los Cobos, nieto de Diego Vela con quien el Comendador velara sus primeras armas en la administración, era pues sobrino de Francisco de los Cobos.
Regidor de Úbeda y Gentilhombre de la Casa de su Majestad, en 1564 redacta, en compañía de su mujer doña Catalina de Mexia, escritura de patronazgo en favor de su primogénito Diego Vela de los Cobos, figurando ya entre los bienes vinculados "las casas principales en la collación de Santo Domingo en la calle del real".
Finalmente otro Regidor y miembro de la familia, Francisco de Molina, casado con doña Mayor Vela de los Cobos, será el constructor de otra hermosa mansión, la hasta hoy conocida como Palacio del Marqués de la Rambla, su posterior propietario. Y la lista de familiares, deudos y allegados, podría aún prolongarse de un modo casi enojoso.

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