Desde la ventana de mi ciudad

martes, 16 de febrero de 2016

Conferencia de D. Fernando Santos Urbaneja, «Una meditación sobre la cruz de Cristo»

Nota de prensa de la Cofradía.



En la tarde del sábado 13 de marzo de 2016 la Cofradía tenía convocada la segunda de las conferencias programadas con ocasión del cincuentenario de su fundación.

El tiempo inclemente, la coincidencia con otros actos de la agenda cofrade y, sobre todo, el entierro del recordado don Curro (Rvdo. P. D. Francisco Larena, SDB) ese mismo día en Sevilla, al que se desplazaron varias personas vinculadas a la Comunidad y a la Familia salesiana, pusieron a prueba los nervios de los organizadores. Finalmente el compromiso de muchos hermanos se sobrepuso a las circunstancias y el acto contó con la presencia de un número relevante de cofrades y personas interesadas, a quienes el Hermano Mayor y el propio conferenciante les agradecieron especialmente su presencia en unas condiciones climatológicas tan poco amables.

Junto a la mesa presidencial figuraba en lugar destacado el cartel de la Semana Santa de Úbeda.


Oración por el P. Francisco Larena

Al comienzo del acto se tuvo un momento de recuerdo y oración en sufragio por el alma del sacerdote salesiano recién fallecido, que dirigió el P. Jesús Monforte y en el que quiso destacar la huella que este hombre de Dios ha dejado en Úbeda, especialmente entre las generaciones más jóvenes.


Perfil humano y profesional del conferenciante



A continuación tomó la palabra nuestro hermano don Bartolomé José Martínez García para hacer una semblanza del conferenciante. Su intervención se centró en la humanidad del señor Santos Urbaneja, a quien definió como bueno «en el machadiano sentido de la palabra “bueno”». Desgranó momentos de su biografía, su amor por la música, la fuerte vinculación que mantiene tanto con su tierra de origen (Carrión de los Condes, Palencia) como con su tierra de acogida (Córdoba), su entrega profesional y personal a los más vulnerables desde su puesto de Fiscal en la Audiencia provincial de la capital de los califas –ciudad a la que llegó en 1989– y su condición de maestro de juristas.

También pudimos saber por la presentación que el conferenciante tuvo como primera idea ofrecer una representación literario-musical sobre la noche oscura del alma y que llegó a escribir el libreto y a componer algunas de las partes musicadas.


El camino de la humanidad hasta la cruz

Acto seguido tomó la palabra don Fernando Santos, quien comenzó advirtiendo al auditorio de que él tenía la costumbre de abordar los temas de lejos y por caminos no habituales. De hecho su meditación partió de aquel primer momento en que un ser humano alzó los ojos al cielo y pensó en la existencia de un ser superior y trascendente. Desde allí su verbo cálido fue repasando de manera vertiginosa pasajes y momentos en ese crecimiento de la espiritualidad del mundo, en ese descubrimiento paulatino de Dios que ha ido haciendo la humanidad y en esa profundización en la verdad de Dios, de su verdadero rostro misericordioso.

A través de alusiones a poetas, pensadores e intelectuales cristianos y no cristianos de diversas épocas don Fernando fue llegando hasta el momento supremo de la cruz, que consideró parte de la locura de Dios, dado que para mostrar la sobreabundancia de su amor eligió la prueba más dura, la entrega de su propio hijo al suplicio más cruel.


El camino desde la cruz

Tomando la cruz como elemento central de su disertación fue comentando lo que ella contiene, deteniéndose especialmente en la idea de la «cruz como noche oscura de las almas». Allí se sucedieron las frases como fogonazos, que consiguieron mantener alta la atención del auditorio, entre citas de Lope de Vega, de Antonio Machado, García Morente o Unamuno, dichas con la entonación de quien maneja excelentemente la prosodia y con el calor y la convicción de quien cree profundamente en lo que dice.

Con frecuentes y muy precisas referencias a la Cofradía y a la imagen del Cristo de la Noche Oscura, la conferencia fue fluyendo hacia su parte final, en la que don Fernando Santos glosó la gloria de la resurrección como consecuencia y colofón de la entrega cruz. Entre el arsenal de sus reflexiones acudió a un bellísimo poema anónimo que reproducimos, como un adelanto de la lectura de la conferencia, ya que el conferenciante se ha comprometido a ponerla por escrito y remitirla a la Cofradía, momento en que la haremos pública a través de este medio:


«Tú no has muerto Señor
Tú vas dormido
dormido sobre el aire y la madera
sobre un lecho de eterna primavera
y un sereno clavel, estremecido


Tu nos has muerto señor
nos han mentido
no se puede morir de esa manera


Morirá en sus cenizas una hoguera,
morirá un recuerdo en el olvido
morirá si se arranca una azucena.


Mas no tu amor, Señor,
cuando despiertes
del árbol de la cruz en primavera.»


Desde esa convicción profunda animó a todos a vivir una vida comprometida y con alma, que afronte con determinación y con sentido sobrenatural las noches oscuras, desde la fuerza que proporciona la vinculación con el misterio de la cruz de Cristo.

Reconocimiento por la participación

Una vez concluida la conferencia y tras el largo aplauso de los asistentes, el Hermano Mayor hizo entrega a don Fernando Santos de un reconocimiento por su contribución en esta celebración de nuestro cincuentenario. 

La jornada concluyó con un encuentro con un grupo de cofrades en el que el señor Santos Urbaneja interpretó a la guitarra algunas de las piezas que compuso para la obra literario-musical a la que se ha hecho referencia.

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