Desde la ventana de mi ciudad

jueves, 2 de mayo de 2013

Eugenio Santa Bárbara recibió a la Patrona con unas palabras cargadas de realidad

Texto: web Unión de cofradías.


 La patrona ya está en la Iglesia de la Trinidad y allí permanecerá hasta el domingo, día en que se trasladará a Santa María de los Reales Alcázares.

Eran aproximadamente las 19.20 horas cuando la "Chiquitilla" se acercaba a su altar, situado frente a la tribuna de autoridades, en la que le esperaba entre otros D. Eugenio Santa Bárbara, cofrade muy conocido en la ciudad, devoto de la Virgen de Guadalupe desde hace más cuarenta años y encargado este año de recibirla. Ella vuelve para todos, también para los que creen que "no existe un Gavellar al otro lado".

Eugenio tenía escrito para su Madre del cielo, un texto que relata la triste realidad de nuestros días y de nuestra
sociedad.

Comienza manifestando su firme intención de alejarse de las florituras que aseguran el beneplácito de los asistentes, piensa ir directo al grano pues no quiere perder el tiempo. Así se adentra de lleno en un relato cuanto menos escalofriante que describe rápida pero detalladamente una situación perfectamente conocida por todos. No pasa por alto ni uno solo de los frentes abiertos: desahuciados en todas sus acepciones, víctimas de los especuladores y de los hacedores de dinero ilegal, jóvenes sin futuro que tendrán que emigrar, parados que por su edad están fuera del mercado laboral y aún tienen que mantener a sus hijos, padres de hijos a los que se les avecina un futuro incierto, y cómo no a los "Joaquín y Ana" de nuestro tiempo: a los abuelos.
Indispensables en el día a día de nuestras familias, en ocasiones responsabilizándose de la mermada economía familiar con sus escasos medios.

Sin embargo de todo, lo que más le preocupa y así se lo cuenta a la Virgen de Guadalupe, cara a cara, es lo inmaterial, lo personal, lo emocional... Y llegados a este punto Eugenio termina de vencer a un público que a estas alturas aún era capaz de contener la emoción.

Se refiere a los niños maltratados psíquicamente, víctimas de familias desestructuradas y a las mujeres maltratadas que acudirán a Ella en busca de consuelo, que necesitan el apoyo de esta sociedad herida.

Eugenio habla desde el corazón, no en vano nada de esto le es ajeno a nadie: "Les sucede a nuestros vecinos, ocurre en nuestras familias o puede leerse en el texto desesperanzado que alguien ha colgado en su muro de Facebook, aunque evidentemente no es cuestión de ir por la calle con un cartel, colgado del pecho, en el que vayamos anunciando públicamente todas las cuestiones que nos atribulan".

Concluye cumpliendo la "ostentosa expresión" que cita al comienzo del recibimiento y se convierte en la voz de todos lo ubetenses, pues todos como dice Eugenio, hemos visto a María en lo excepcional y en lo cotidiano, en los momentos más felices y en los más tristes de nuestras vidas, pues "tú no estás ni en el Gavellar, ni en Santa María, porque ni vas, ni vienes, ni vuelves, ni te quedas, sino que siempre estás, porque habitas dentro de los corazones de los hijos que te veneramos".

Y con la esperanza puesta en Ella, en Ella y en su Hijo, y con la ilusión de un septiembre de despedida que nos vaticine un futuro mejor, Santa Bárbara alza la voz al cielo con un sentido ¡viva la Virgen de Guadalupe! que arranca un sonoro y sincero aplauso.







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