
El papa, que preside la ceremonia religiosa y estaba interviniendo en el momento en que se ha interrumpido, fue protegido por un paraguas que sujetan dos ayudantes con dificultad a causa del fuerte viento.
En el enorme escenario instalado en el aeródromo se encuentran también los Príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz.
El vendaval provocó además fuertes rachas de lluvia en dirección al escenario, y levantó una fuerte polvareda.
Cientos de miles de peregrinos católicos están concentrados en la gigantesca explanada y también tuvieron que cubrirse con paraguas, chubasqueros y cualquier cosa que tuvieran a mano.
El viento se llevó por delante todo un sector de sillas vacías y los trabajadores de Radio María, que habían montado un pequeño toldo junto al público, se vieron obligados a colgarse de las barras para que éste no volara.
Todo ello sin perder el ánimo, hasta el punto que algunos de los empleados de este medio comenzaron a entonan una salve en latín para que amainara el temporal.
Desde los servicios de megafonía se pidió a los miles de peregrinos presentes en el aeródromo que rezaran todos juntos para que remitiese la tormenta.
Indiferentes a la lluvia, miles de jóvenes animaban al papa con cánticos, hasta que el pontífice, una vez calmada la tormenta, retomó la palabra.
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